1. Haciendo el bien a los demás
2. Realizando actividades en las que se es bueno
3. Haciendo cosas que son buenas para sí mismo.
De la mano de la felicidad viene la salud. La felicidad implica estar contento con el trabajo, las relaciones cercanas y llevar un buen cuidado de uno mismo tanto física como emocionalmente. Para muchas personas la felicidad los lleva a tener una actitud positiva y diversidad de recursos para ser resiliente, lo cual recae en efectos de su propia salud,
incluyendo: pensamiento positivo, mayor agilidad en cuanto a la resolución de problemas, disminución en riesgo de problemas cardiovasculares, ayuda a dormir mejor, mejora la dieta y reduce el estrés.
La relación entre felicidad y salud se ha venido estudiando desde hace mucho tiempo, y cada vez se le ha dado más importancia en estudios e investigaciones. En un estudio que se realizó en Trento Italia, seleccionada por ser conocida en tener un eficiente sistema de salud lo cual influye en la respuesta de los entrevistados, ya que la mayoría de estos
gozan de una buena salud.
Se realizaron preguntas como; ¿Qué tan feliz eres? ¿Qué tan satisfecho estás con tu vida? ¿Cómo percibes tu salud? El estudio abarcó algunas variantes en las personas como: el estatus laboral, el bienestar de la persona y el capital social. Y se concluyó que las personas felices están más inclinadas a vivir una vida saludable, se comprometen en deportes, son más propensos a revisar su peso, evitan comportamientos como beber, fumar y comer en exceso. Es menos probables que cometan suicidio o que sean víctimas de accidentes.
En economía y psicología muchos investigadores han llegado a la conclusión que una actitud positiva puede predecir longevidad y mejor salud. Pero también los estados emocionales y la actitud frente a la vida son vistos como un factor determinante en sentimientos como estrés y ansiedad. Las reacciones emocionales a diferentes situaciones en la vida pueden afectar psicológicamente y dañar la salud.
Eventos confrontantes como la pérdida de un ser amado o del trabajo causan respuestas emocionales que requieren ser atendidas y amorosamente acompañadas. Rozansky (1999) encontró que la mortalidad de los hombres al perder a su esposa se duplica después del primer mes de fallecida, y para las mujeres el rango de mortalidad al perder a
sus esposos se triplica. La afirmación de que las respuestas emocionales a eventos cotidianos influencian la salud del individuo, está también basada en que las personas felices viven más tiempo. La felicidad y las actitudes positivas en la vida prevén la activación de reacciones psicológicas y mejoran la salud.
Es por esto que el propio bienestar no debería ser un misterio. Hay que conocer lo que funciona para uno mismo y lo que no. Hacer relaciones de confianza y amistad que generen nuestra felicidad, nos sane internamente para remover las barreras que detienen la felicidad propia ya que nuestra salud depende de ello.